Día a día tenemos pequeños detalles en la naturaleza que nos enamoran, nos hacen sentir vivos y que nos demuestran que solo somos una pequeñita parte de un gran universo.
Qué
hermoso es ver un atardecer, qué lindo y refrescante es sentir la brisa
en nuestra piel, qué alegría da, escuchar el canto de las aves, el agua
correr por un río o el sonido de la lluvia. Sentir la textura de una
hoja o acariciar la arena.
Todo
ello, lo podemos percibir a través de nuestros sentidos, que nos abren
hacia el mundo maravilloso de la naturaleza. Realmente, son regalos de Dios y que hacen la diferencia de un día a otro.
Cuando
sientas, por un instante que no eres afortunado, ve a tu alrededor y
busca esos pequeños, pero a la vez grandes regalos que tienes por
delante : )
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